rZonas de Confot

Podemos concebir dos extremos en el proceso de crecimiento personal: el mantenernos en el status quo y no cambiar, y el de cambiar y crecer. Para el análisis de estos dos extremos, acudiré al análisis, como siempre, breve, de conceptos ligados a cada uno de ellos. El primero, las zonas de confort (ZC) en que solemos caer y tender a mantenernos; el segundo, las crisis, o situaciones que la vida nos pone en frente y nos sacan de nuestras ZC. En este blog empezaré por las primeras, las tal vez más ‘vilipendiadas’ pero también quizá poco entendidas ZC.

¿Si el cambio es la constante en la vida, y nos puede hacer crecer, por qué nos resistimos tanto a este? ¿Por qué con frecuencia, y a veces con facilidad, nos estancamos? ¿Si tenemos el potencial y lo deseable es desarrollarlo, por qué solo lo hacemos en un grado limitado? ¿Por qué solo a veces y bajo algún tipo de presión?

Este tipo de preguntas nos llevan al concepto de ZC . La suposición básica es que por nuestra misma naturaleza tendemos a situarnos en ZC. Necesitamos sentirnos seguros. Necesitamos sentir que el “piso es firme” (solo que nunca lo es…). Nos gusta el confort (al final, qué tiene de malo?). Las ZC representan lo conocido, lo predecible. Pero así como tienen ‘ventajas’, también tienen costo: nos podemos estancar y anquilosar, podemos desperdiciar potencial, el cual terminaremos por no llegar a dimensionar a plenitud. El problema se da cuando permanecer en ZC prima sobre la opción de crecer.

Pero hay que tener en cuenta también que en sí mismas las ZC no son negativas. Uno podría situarse en ZC productivas. Lo malo es cuando nos situamos en las improductivas, o las de alto costo. Para ejemplificar, citare textualmente la Parábola de la Rana Hervida, que cita Peter Senge (La Quinta Disciplina, excelente libro):

“Si ponemos una rana en una olla de agua hirviente, inmediatamente intenta salir. Pero si ponemos la rana en temperatura ambiente, y no la asustamos, se queda tranquila. Cuando la temperatura se eleva de 21 a 26 grados centígrados, la rana no hace nada, e incluso parece pasarla bien. A medida que la temperatura aumenta, la rana está cada vez más aturdida, y finalmente no está en condiciones de salir de la olla. Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y hierve…. ¿Por qué? Porque su aparato interno para detectar amenazas a la supervivencia está preparado para cambios repentinos en el medio, no para cambios lentos y graduales”.

Las opciones frente a las ZC son básicamente:

  • Ampliarlas, expandirlas (expandirnos): situándonos en el borde y creciendo gradualmente (esto es importante: salir de una ZC no significa “saltar al vacío”).
  • Mantenernos en ellas solo si son productivas, y ojalá no por mucho tiempo.
  • O, por el lado ‘negativo’, situarnos en las improductivas hasta que llegue una crisis y nos saque de ellas.

La gráfica que acompaña este blog, tomada de un libro de Susan Jeffers (Feel the Fear and Do It Anyway, que citaré en otro blog), muestra muy bien el proceso de crecimiento: se trata de tomar riesgos, para ampliar sistemáticamente nuestras ZC. Es el miedo el que no nos deja tomar esos riesgos.

Cito finalmente a John Powell, S.J.(Happiness is an Inside Job): “El abandono deliberado de nuestras zonas de confort es lo que queremos dar a entender cuando decimos ‘expandir’…Obviamente, todo crecimiento implica algún grado de expansión (de sí mismo)”. Este sacerdote recomienda buscar permanentemente áreas de expansión, en las emociones, en las relaciones, en el ‘liberar sueños’ o elevar los estándares de excelencia (“atreverse”), y, en ser “más uno”.

Retomando la idea de que todo en la vida radica en tomar opciones, concluyo diciendo que crecer como personas implica una posición ante las ZC en que nos gusta estar. Vivir permanentemente fuera de ZC haría la vida muy difícil. Pero buscar nuestra “Mejor Versión” parece inevitablemente implicar saber ampliar y expandir aquellas en que caemos. Es como un músculo: si no se ejercita y tonifica, se atrofia. Así es nuestra esencia.