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Cierro con este blog la serie de temas que he venido tratando durante varias semanas y poder así cambiar de tema. Con una serie de conclusiones, retomando lo fundamental expresado atrás. No me concentraré en temas como Proyecto de Vida, Misión y Visión como rectores, Sentido de Vida y Propósito, pues es un tema que puede ser denso, alrededor del cual abunda la literatura. Solo seré simple en unas pocas conclusiones que recogen lo ya expresado.

Ante todo, lo fundamental es la apreciación de la vida como un milagro, como un don de un valor incalculable, que a veces no apreciamos en toda su magnitud. Como dice una conocida frase: “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Pero no todo radica en estar vivo. No hay que “sobrevivir”, hay que “vivir”.

Nos conviene manejar la vida como un proyecto. Un proyecto probablemente en continua redefinición, porque somos cambiantes, porque las circunstancias son cambiantes. Porque en el fondo nunca vamos a tener nada seguro, salvo la facultad de luchar, y la posibilidad de que sea quien sea o lo que sea que seamos, y sean cuales sean las circunstancias que nos toque vivir, siempre vamos a poder alcanzar una mejor versión de nosotros mismos. Y la encontraremos mejor por la vía de la autenticidad.

Así como un verbo crítico es luchar, otro es crecer. Tenemos un potencial que realizar, para lo cual debemos ser plenos, en cuanto a que debemos ser integrales  y buscar continuamente la realización de todas las partes que nos constituyen. La plenitud solo se logra si se es integral, evolucionando hacia la mejor expresión todas las partes que nos constituyen.

Si logramos aceptar lo que somos y enfrentar las circunstancias que la vida nos va a ir poniendo en el camino, encontraremos mucha fuerza en nuestro interior. Si logramos tener un buen manejo de la relación con nosotros mismos, el núcleo fundamental, podremos enfrentar lo que se nos presente, y podremos liderar a otros. Pero como decía Gandhi: “se el cambio que quieres para el mundo” (de ahí la foto arriba). Hay que empezar por uno, por liderarse a sí mismo.

La vida, ese complejo proyecto a manejar, tiene sentido. Debemos encontrarlo pero para ello quizá nos toque buscar en temas de mayor trascendencia que el poder o el bienestar material, sin denigrar de estos. Quizá lo que más puede dar sentido a la vida sea el amor. Acá recuerdo las citas en blogs iniciales tanto de Víctor Frankl como de Nando Parrado, ejemplos de crecimiento en la adversidad extrema. El amor no es un tema rosa que vemos en las novelas. Tampoco es fácil. El amor es una facultad, como dice Erick Fromm (El Arte de Amar), otro gran psicoanalista de corriente culturalista. Es una filosofía de vida. Además del amor, hay variables clave que ayudan a encontrar sentido a la vida, como por ejemplo lo espiritual o la misma religión, bien entendida y sin importar si se es católico, protestante, musulmán, o miembro de cualquier otra religión.

En síntesis, el mensaje que he pretendido dar puede sintetizarse así:

“Puedes, tienes con qué. Pero exígete a ti mismo, no te dejes atrapar por aquello que nos limita potencialmente a todos, el confort y el miedo. Acepta los cambios que trae la vida, y sácales provecho. Lo clave sucede dentro de ti. Se tú mismo. Entiéndete y acéptate, para poder desplegar tu potencial; todo depende de quién eres para ti mismo.

Se consciente de lo que te da valor (valía), de lo que te hace fuerte. Y también de lo que te hace vulnerable; no le temas a ello, es parte de ti, pero aprende a manejarlo. Apóyate en lo que eres y lo que tienes, y no te preocupes por lo que no eres o no tienes. Aprovecha y despliega tus estándares de excelencia y utilízalos para buscar la mejor versión de ti mismo, apoyado en tus dones y fortalezas y en la búsqueda de lo que te genera pasión.

Haz de tu vida un proyecto con sentido en el que busques tu realización y la expresión de ti mismo en la máxima capacidad. Y construye sentido apoyándote en el amor, ante todo porque lo encuentras en ti mismo”.

Aunque sea un poco largo, quiero rematar trayendo un viejo blog que escribí en otro lado, en el que hago referencia a uno de los más importantes verbos que tienen que ver con la vida, con la calidad de vida: disfrutar.

Si alguien vio la película Amigos (basada en hechos reales), habrá podido apreciar como un negro joven, inmigrante “vago”, transformó – a la vez que fue transformado, pulido – a un señor mayor, de clase alta francesa, muy rico pero parapléjico. De un estado inicial donde su vida era sofisticada pero gris, pasó a una vida más alegre, más risueña. Si bien su paraplejia no cambió, su sentido de vivir si lo hizo. El joven negro le inyectó alegría de vivir, lo puso de nuevo en contacto con el amor real. Le “enseñó” a disfrutar.

Es un buen ejemplo de un tema fundamental: poder disfrutar como elección clave ante la vida. En mi opinión la vida no siempre es fácil: algunas veces puede ser muy dura, mientras otras veces nos puede sonreír. Creo que, a pesar de lo relativo de la siguiente afirmación, es válida en algún grado: para todos la vida trae un mínimo de momentos buenos (nadie es tan de malas como para nunca tener buenos momentos), y un mínimo de momentos amargos (nadie es tan de buenas como para pasar sin sobresaltos y malos momentos). Dado ello, creo que el ‘chiste’ en la vida es agregar buenos momentos a los ‘mínimos’ que nos da la vida, y no agregar malos momentos a los ‘mínimos’ que nos trae.

Un verbo fundamental entonces, que hay que poder conjugar lo más frecuentemente posible, es disfrutar. No en sentido hedonista. En el sentido de poder sacar de la vida lo mejor que nos pueda dar.

No es tanto tener, como poder disfrutar lo que se tiene.

No es tanto ser xxx,  como poder disfrutar lo que se es, cualquier cosa que uno sea.

Qué se necesita para poder disfrutar? Creo que fundamentalmente poder aceptar las cosas en el mayor grado posible. Aceptar la vida como un regalo, con momentos buenos y malos. Aceptar lo que se es. Lo que se tiene. A quienes están alrededor. Y con base en aceptar, disfrutar.

Un caso que veo con frecuencia es el de la persona con muy altos estándares de excelencia, que se exige mucho a sí misma. Y logra muy altos niveles de perfección. Pero igual se observa cómo alcanzar esta excelencia no le llena, pues no puede disfrutarla. Siempre puede ser mejor, por lo que el hoy nunca lo complace.

Curiosamente en casos de anorexia he visto mucho este fenómeno. Me parece que la anoréxica está atrapada en una trampa, donde no puede disfrutar lo que es, pues siempre está insatisfecha. Y ello porque tiene planteado el tema sobre sí misma como un inalcanzable. Nunca le va a gustar lo que ve en el espejo. Siempre va a estar gorda, así esté famélica. El problema no está en lo que ve en el espejo, sino en la mirada, que distorsiona lo que ve.

Muchas veces aconsejo a los pacientes, cuando están en situaciones difíciles, de alto estrés, de crisis, etc., que mientras no puedan cambiar las circunstancias, se permitan buscar espacios en los que puedan disfrutar momentos simples pero que les reconcilien con la faceta amable de la vida. Por ejemplo: “vea una buena película, camine al aire libre, prepare una buena comida….”. Son simplezas, pero al generar pequeños disfrutes pueden balancear lo que en determinado momento se presenta como adversidad.

Concluyo esta breve reflexión con un comentario del que llamo el ‘poeta de Liverpool´: John Lennon. Tiene una excelente frase que probablemente conozcan: “la vida es aquello que se nos pasa mientras hacemos otras cosas”. Al final es genial pues si nos pasa con frecuencia que nos enredamos en los temas del día a día (lo económico, el trabajo, los problemas, el tráfico, la corrupción, etc.) y perdemos perspectiva de lo que es esencial: la vida como hecho único e irrepetible y limitado en el tiempo.

Así que mi recomendación es: siempre que pueda conjugue el verbo ‘disfrutar’. Lo vamos a necesitar mucho para balancear las dificultades de la vida diaria. Poder disfrutar genera alegría de vivir…..

Cierro entonces acá esta serie de blogs, para cambiar de contenido. He insistido pues me propuse ‘legar’. Después de pensar cuál podría ser mi siguiente tema, si uno ligado a mi faceta corporativa, al liderazgo, a la Propuesta de Valor que hacen las empresas a los empleados para aumentar la atracción y retención en la complejísima guerra de talentos que caracteriza el mundo corporativo hoy, o, si continuar con los temas donde me concentro en el bienestar del individuo. Acá quiero escribir sobre la Tercera Edad (época difícil pero donde el individuo puede disfrutar mucho), la Crianza (como un proceso muy parecido a la publicidad subliminal, en el que los mensajes que calan ‘entran’ a la conciencia sin que sean percibidos), o, por el que finalmente opté: las complejísimas relaciones interpersonales, aspecto en el que me concentraré en las relaciones afectivas (que solo son una faceta del mismo tema, el relacionarse con otros), dado que tiene mucho que ver con lo expresado en los contenidos que estoy cerrando. Y porque he visto que es donde ‘colapsan’ muchos; vivimos una época donde la soledad del individuo es el rasgo distintivo, a pesar por ejemplo de la tantísima opción de conexión con otros que le ofrecen esa enorme tendencia de nuestros tiempos, las redes sociales.