Erich Fromm

Increíble que una palabra tan importante en la vida, que juega un papel fundamental en darle a esta sentido, corresponda a un concepto tan difícil de definir. Me refiero al amor. Al amor en general y obviamente en concreto al que se da en una relación. ¿Qué es lo esencial en el amor?

Cuando veo por ejemplo a una mamá de un niño fuertemente discapacitado, supongamos un retrasado mental severo, que opta por lo contrario a lo que hacen algunos, que es ‘esconderlo’, y que hace de su vida un sacrificio por cuidar a su hijo y ayudarlo a vivir, me digo: “esto es….amor desinteresado, puro”. En blogs previos cuando traté el tema de la supervivencia en la  adversidad extrema y analicé la transformación que ejerció esta adversidad en personas como Víctor Frankl o los Sobrevivientes de los Andes, aparece el amor como la variable crítica para luchar y buscar sobrevivir.

Pienso que no entendemos bien en qué radica el amor. Y menos cuando vemos las relaciones afectivas. Lo idealizamos demasiado. A ello obviamente contribuyen el cine y la televisión. Pero creo que amor es algo que debe estar basado en una concepción realista del otro, una aceptación genuina de est@, no una simplificación idealizada que se destruye muy rápidamente en el curso de una relación. En artículo en El Tiempo hace algunos años, Asbel López entrevista a quien llama ‘El Filósofo de la Pareja’, André Comte-Sponville, y en la introducción del artículo dice lo siguiente:

“André Comte-Sponville quiere salvar a las parejas de las falsas ilusiones de la pasión amorosa. Porque en el amor, tarde o temprano, la realidad reemplaza a la ilusión. Claude Nougarou describe muy bien este momento en una canción que cita el filósofo: ‘Cuando el marido feo toma el puesto del príncipe encantado'”.

Tengo al respecto dos aportes.

El primero es que el amor se basa fundamentalmente en DAR, más que en RECIBIR. Si bien ambos verbos son clave, no tengo duda de que en el ‘amor real’ es mucho más amplio el componente de dar. Sencillamente, DOY si TENGO. Y si TENGO, es porque aquello que DOY está ya en mi. Y no gano nada en retenerlo en mi, pues solo se hace valioso si lo doy a otro(s). El foco que se ve en muchas relaciones, cuando cada uno espera primero RECIBIR para luego DAR, me parece que se basa en satisfacer el ego o buscar llenar vacíos afectivos. Así que una suposición básica que tengo es que entre más se de en una relación el dar que el recibir más saludable va a ser esa relación.

El segundo comentario se liga al anterior. Y tiene que ver con Erich Fromm (de ahí la foto), quien tiene un libro relativamente corto llamado “El Arte de Amar”. Fromm fue otro psicoanalista que estudió a fondo a Freud pero también a Marx. Vivió su vida adulta en el muy complejo período que se da en Europa entre las dos grandes guerras. Desarrolla una visión culturalista, que lo hace crítico de la sociedad y la época en que vive. Dice EF que en esta época en que ‘todo se vuelve un objeto’, en lo que concierne al amor se confunde el querer volverse un objeto digno de ser escogido por otro para ser amado (para ello debo por ejemplo reunir condiciones que me hagan apetecible por otros, evidentemente guiada esta búsqueda por estándares sociales que conducen a la aceptación social), o en buscar un objeto para amar, con el amor como lo que realmente es: una facultad. Para mi este es un excelente concepto. Quien quiera profundizar puede leer el libro citado (pero no debe esperar que sea una ‘guía práctica’ del tipo ’10 tips para….’).

Si entiendo el amor como una facultad, que debo poseer, quiere decir que debo primero que todo buscarla en mí mismo, fortalecerla, y desplegarla con otros. Y eso no es fácil. Es muy exigente. Pero al final de cuentas también es una ‘bendición’. Me explico con un ejemplo. Supongamos una pareja que se quiere mucho y que tiene una muy buena relación. Y uno de los dos muere. El otro, una vez supere el dolor de la pérdida, va a poder encontrar otra pareja, y tener una relación también muy buena, donde abunde el amor. Probablemente no se podría comparar con la otra. Pero en ambas la relación seria el escenario para el despliegue de la facultad de amar.

No sobra comentar que un concepto central de EF es que el amor es la respuesta al problema existencial del ser humano.

De nuevo todo esto conduce a la que reitero como la variable crítica en el bienestar del individuo (si se quiere, en la felicidad): la calidad de la relación consigo mismo. Para DAR se necesita primero TENER. Si TENGO lo más consecuente es DAR, porque igual para qué lo guardo.