waltdisney

Y lo hizo….Creó Disney, casi nada….un imperio. La frase célebre del hombre de la foto la pronuncia en medio de la crisis en que queda cuando su socio inversionista lo deja más o menos en la calle, quitándole los derechos del exitoso personaje Oswaldo, el conejo afortunado, y sonsacándole a los empleados. Se juró a si mismo no volver a trabajar nunca para otros. No le fue fácil, pero luchó y lo consiguió. Lo sacó adelante, entre otras, Mickey Mouse….

Esta reflexión a propósito del tan de moda impulso hacia fomentar el emprendimiento. Las generaciones mayores como aquella a la que pertenezco (nos volvemos mayores sin darnos cuenta lo rápido…hasta ayer éramos unos jóvenes….), fuimos criados con el chip del empleado. Era el paradigma para construir una carrera exitosa. Ya atrás escribí sobre los profundos cambios que se han dado respecto a ser empleado. Este ‘chip’, sumamente fuerte en la generación que nos precedió a los que estamos en edad cercana al retiro, y cada vez menos fuerte en las generaciones actuales, se basa en ‘promesas’ válidas, pero en últimas, en estar casi siempre situado en zonas de confort. Quien se hace cargo de la carrera de uno, de las posibilidades de éxito y económicas, de colocar el techo de carrera, etc., es la empresa, y no la persona.  Recuerdo un paciente que se había convertido en empresario hacia los 35 años, quien me decía con frecuencia que lo único bueno que recordaba de su época de empleado era que se parecía a un heroinómano, a quien a fin de mes le inyectan una dosis de droga para que se mantenga feliz hasta el siguiente mes. Muy irónico, pero en muchos casos, cierto.

Las generaciones más jóvenes, los milenians (que ya empiezan a verse lentamente desplazados por la siguiente generación), vienen mucho más adaptados al chip del emprendimiento. Su sueño de carrera no necesariamente es ser empleado, ni permanecer demasiado tiempo en un puesto o en una misma empresa. Algunos incluso consideran que es importante ser empleado al inicio para aprender un poco del mundo corporativo, pero su sueño no es hacer carrera en dicho mundo.

En la reciente Feria del Libro surgió una discusión simpática en torno a los ‘youtubers’, a raíz de un desorden que produjo la presentación de un youtuber hoy en día famoso. A raíz de ello oía en el radio un análisis de estos youtubers. Decían que no les interesa estudiar, menos trabajar en una empresa. La promesa “estudia duro, y cuando salgas busca un buen trabajo, haz luego una maestría, y si te empeñas, podrás ser exitoso y eventualmente rico”, no les hace ningún sentido A una edad muy temprana, por ahí 17 años, ya son dueños de pequeñas fortunas. Creo que el mundo de la informática y las redes sociales, que entienden muy bien, les da la opción de aprovechar esta onda, subirse en la ola correcta, y hacerse ricos y famosos, a un nivel que sus padres no habrían ni soñado alcanzar ellos mismos. Decían también en el radio que los youtubers exitosos, dado que su éxito en YouTube es una gran caja de resonancia, son buscados por managers de grandes artistas, para administrarles su éxito. Incluso creo que a estos jóvenes les sirven de modelo los dos quizá mas grandes transformadores de la industria de la informática, Steve Jobs y Bill Gates, ninguno de los cuales avanzó más allá de sus inicios en los estudios universitarios. Pero ambos crearon dos de las más grandes corporaciones de los últimos tiempos.

Todas estas reflexiones me llevan a un pequeño análisis. La pregunta tiene que ver con el ‘chip’, con el paradigma; con la concepción de sí mismo de la persona. Me atrevo a afirmar que mientras el empleado tiene un paradigma un poco desempoderado, donde delega la administración de su carrera y su vida a otros, el emprendedor tiene un paradigma más empoderado. “Mi carrera depende de mí…mí éxito también….depende de entender una necesidad y explotarla, ofreciendo valor agregado a los clientes, a los usuarios”. Vemos esto mucho hoy en día en el mundo de las aplicaciones. Jóvenes que crean aplicaciones para pedir domicilios, para conseguir taxis (Uber), para conseguir una habitación en cualquier parte del mundo (Airbnb), etc. Y casi sin pretenderlo, transforman industrias. Ponen en riesgo negocios establecidos (ejemplo, taxis, hoteles).Y hacen fortunas.

¿Por qué esto puede ser importante?. Por ejemplo, cuando se apoya a personas que han quedado sin empleo (outplacement), una opción que surge ante la dificultad es el poner un negocio propio. Pero no es nada fácil. Abundan los fracasos. Creo que además de otras variables importantes, una más ‘interna’ del individuo tiene que ver con el chip. Si no se hace el debido cambio de chip (de dependiente a independiente), cualquier emprendimiento se va a chocar con barreras que surgen en nuestra propia mente, con nuestras creencias. Con el paradigma que usamos para concebirnos a nosotros mismos.

En general creo que el individuo que opta por la opción del emprendimiento se acerca más a un modelo ‘adulto’, donde la persona se hace cargo de sí misma. Creo que este fenómeno está transformando el mundo, que no tiene reversa, y que ayuda a que el viejo concepto de empleado se debilite cada vez  más. Todo gira en torno a la concepción que la persona tiene de sí mismo: si este concepto gira en torno a ser autónomo y autosuficiente, va a ser más fácil que en este terreno florezca el emprendimiento. Claro, hay que asumir riesgos. Pero no hay éxito sin esfuerzo y sin asumir riesgos. Por eso es que las zonas de confort nos son tan apetecibles a los seres humanos: nos protegen, nos dan seguridad, nos hace predecible el mundo que enfrentamos….pero tienen con frecuencia un alto costo: limitamos nuestro crecimiento, nuestras opciones.