Por alguna razón que no entiendo, dejé varios meses de escribir en este blog. Quizá me concentré en otras cosas. Pero siento igual que me gusta analizar los temas, de muy variado tipo. Escribir. Compartir. Por eso vuelvo. Hay tantos y tantos temas interesantes, complejos, importantes, impactantes. Tal vez solo voy a hacer un breve repaso en ellos..

Por la parte pesimista: el mundo cada vez más convulsionado. Brexit, Trump, Siria, Rusia, Corea del Norte, etc. Nuestro vecino Venezuela en una situación cada vez más patética, de la cual teme uno que solo se salga con un fuerte derramamiento de sangre. Siente uno a veces que volvemos a épocas como la década de los 30 del siglo pasado. Digo que se parece a un gran escape de gas, donde se necesita que nadie vaya a prender un fósforo. Los políticos decepcionando a sus electores, y estos a veces tomando decisiones muy irracionales. Hoy parece que este ciclo frena un poco con las elecciones en Francia.

Ha retornado el racismo. Los enormes problemas migratorios. La globalización decepcionó a muchos, pero algunos países se van al extremo del aislacionismo.

La corrupción a nivel local y mundial nos asfixia. Hoy está en boga el escándalo de Odebrecht. Ayer fue otro, mañana será otro.

En Colombia se producen lamentables noticias, que dejan perplejo. Hace unos meses nos asqueamos con la violación y asesinato de una niña  de 7 años, Yuliana Samboni, por parte de un adulto de clase alta. Hoy la noticia es la violación y asesinato de una niña de 3 años, en Armero (Sara Salazar). Una sociedad enferma que produce individuos enfermos.

Por el lado optimista: a la par, vivimos una época muy interesante. Basta con citar las grandes tendencias que se aprecian y que van a transformar mucho nuestra forma de vida. La Cuarta Revolución Industrial – increíble para donde vamos, apasionante. La tendencia creciente a la longevidad. En fin…

Cuál es la brújula? La linterna que nos saque del túnel?

Quizá un fuerte liderazgo. A todo nivel. Educadores que logren que las personas den lo mejor de sí mismas. Individuos preparados que se la jueguen por cerrarle espacio a los políticos corruptos. Padres que ayuden a sus hijos a encontrar sus fortalezas, sus pasiones, y les enseñen a luchar para sobrellevar las rudezas de la vida. Empresarios éticos y sin embargo fuertes y competitivos que lleven a las personas a elevar sus estándares de excelencia. Líderes espirituales que a quienes busquen llenar esta faceta clave del ser humano, quizá como el Papa Francisco, muestren el camino.

Y sobre todo, individuos sólidos. centrados en sí mismos. Empoderados y dueños de su destino.

Como dice el poema que inspiró la película de Clint Eastwood, protagonizada por Morgan Freeman, sobre Nelson Mandela (Invictus):

Mas allá de la noche que me cubre,
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que puedan existir
por mi alma inconquistable.

En las azarosas garras de las circunstancias
nunca he llorado ni pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yacen los horrores de la sombra,
sin embargo, la amenaza de los años
encuentra, y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigos la sentencia,
yo soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.

En fin, fui confuso tal vez. Pero ante todo, quería ‘volver’. Ya me inspiraré mejor más adelante.