QuietBarbra Streisand

Ya alguna vez había citado este libro. Es interesante pues se constituye en una especie de defensa de la introversión, ‘tan poco valorada’. Me sirve este tema para analizar, nuevamente, algo que creo es clave en la vida del individuo. La aceptación y consecuente afirmación de sí mismo. O dicho más sofisticadamente: la alineación con su esencia.

Creo que es válido afirmar que la introversión es uno de los polos de una dimensión crucial en la personalidad: la ‘extroversión – introversión’, y que esta dimensión tiene un alto componente genético. Los expertos parecen coincidir en esto. Visualizo esta dimensión como una linea recta con un punto medio; hacia un lado, digamos en este caso el izquierdo, estaría la extroversión, y en el otro, la introversión. Creo que en qué lado queda uno situado es un tema con el que se nace; pero qué tan cerca del extremo de una de las dimensiones queda uno, lo va a determinar el ambiente, en particular, el contexto de crianza. Es así como digo que el introvertido no debe tratar de ser extrovertido, pues no está en su naturaleza. Pero si puede buscar evolucionar dentro de su introversión; es decir, tratar de ir lo más posible hacia el punto cero o centro de la dimensión. Por conveniencia si se quiere, no por ‘mandato social’.

Dentro de este simplista modelo digamos que la timidez sería cuando se tiende al extremo de la dimensión. De acuerdo con ello, esto se produciría cuando el introvertido (por esencia) termina rechazándose a sí mismo (vergüenza social…). Y este es el punto crucial, que es el que quiero analizar.

Cuando nazco con una condición que va a determinar un ambiente favorable de crianza, por ejemplo y en este caso, la extroversión – que va a permitirme una sociabilidad más fluida, quizá me va hacer más probable alcanzar la popularidad y la aceptación social, desarrollar una buena imagen de mí mismo será fácil que ocurra. La extroversión es mucho más popular que la introversión; de paso, Susan Cain hace un interesante análisis de como surge el “Ideal de la Extroversión” como producto de la dinámica poblacional ligada al proceso de urbanización (de lo rural a lo urbano).

El problema es cuando la persona  llega al mundo con una condición que le va a poner en desventaja frente a la aprobación social. Otros de los muchos casos, además de la introversión, serían por ejemplo: tendencia a una constitución gruesa; baja estatura; rasgos físicos prominentes pero que hacen a la persona poco agraciada; o más extremo aún, nacer con limitaciones físicas extremas. Lo difícil en esos casos es construir una imagen de sí mismo positiva, cuando probablemente el contexto empujará en el sentido contrario.

Hay condiciones de nacimiento que pueden hoy en día corregirse, por ejemplo a través de procedimientos médicos. La cirugía estética puede corregir una nariz o unas orejas prominentes, que ‘acomplejan’ al individuo. La cirugía bariátrica puede corregir problemas de obesidad extrema. Y eso está bien. Pero desde mi ángulo nunca suplirá el valor que la aceptación de la condición de sí mismo tiene como generador de bienestar para el individuo. Pongo como ejemplo el caso de la actriz de la foto (Barbra Streinsand), quien hizo de su nariz una fuente de encanto personal. Igual se la hubiera operado, pero no sería igual de encantadora.

Volviendo al introvertido: lo que no debe hacer es pretender ser lo que no es: extrovertido. O lamentarse de su condición y pelear consigo mismo por ello. Lo que tiene que hacer es ante todo aceptarse tal y como es, no dejando que el concepto de sí mismo se centre en una condición superflua (en el fondo) que le es desventajosa, y con esta base, AFIRMARSE A SI MISMO. Esto es lo crucial en la vida del individuo. En este caso nuevamente, la afirmación de sí mismo probablemente le permita evolucionar hacia el centro de la dimensión ‘extroversion – introversión’, pero no por querer no ser lo que es sino como consecuencia directa de la buena energía que genera respecto de sí mismo.

Para finalizar este corto análisis, el libro de la señora Cain es interesante, porque resalta entre otras el gran valor que los introvertidos tienen para el mundo. En el arte, la ciencia, la música clásica, la literatura, etc. , el aporte de los introvertidos ha sido enorme.