Lingotes

Utilizo analogías muy simples, a veces algunas muy fantasiosas. Pero ayudan a transmitir mensajes. Este breve blog va con una.

Le digo a la persona, cuando la conversación lo propicia, que imagine lo siguiente: “Pongo una mesa con dos objetos que parecen ser unos ladrillos. Pero los he cubierto de polvo, de modo que se intuye que son eso, pero no se puede estar seguro. Le digo que escoja uno de los dos, y si quiere que se  quede con él”. La persona imagina que escoge uno, digamos el de la derecha; lo toma, le quita el polvo, y ve que efectivamente era un ladrillo. ¿Qué va a hacer con este? No parece muy útil el premio. Le digo entonces que por qué no ve qué es el otro. Lo toma en sus manos, le quita el polvo, y, mala suerte, era un lingote de oro. Así que le digo: “de malas, por no saber distinguir más allá del polvo”.

Demasiado simple, sin duda. Pero permite tomar algunas conclusiones valiosas:

  • Si uno deja que lo cubra el polvo, y “uno es un lingote”, lo van a confundir con un ladrillo.
  • Si uno no sabe discernir más allá de la apariencia, va a perderse de muchos “lingotes”, en este caso, personas valiosas.

Más allá de la vida, esto es práctico por ejemplo en el terreno laboral. Sea el lingote el entrevistado, o esté entrevistando lingotes el reclutador.

En forma similar hago una comparación respecto a como se maquillan las mujeres (como no soy experto, es muy posible que me equivoque; igual lo importante es el mensaje). Digo que la mujer poco agraciada se maquilla “para disimular su fealdad”, mientras la mujer bonita lo que hace es “resaltar su belleza”. Digo así que en la vida lo que hay es que maquillarse como lo hace la mujer bonita: no está ‘falseando’ nada, solo está resaltando lo que ya existe.

Así que si se ‘brilla el lingote’, no se está cambiando la esencia de sí mismo. Pero si le está dando más esplendor, dentro de lo que se es.

Concluyo la charla con la persona con la que hice el ejercicio fantasioso del lingote y el ladrillo: “LO QUE HAY QUE HACER NO ES TRATAR DE SER LO QUE NO SE ES. CON BASE EN LO QUE SI SE ES, LO QUE HAY QUE HACER ES BRILLAR EL LINGOTE”.

La afirmación de sí mismo, la búsqueda de la autenticidad, es “brillar el lingote”.