Se pueden ver hoy en día en Netflix dos series que giran en torno al mismo tema: el poder, las intrigas, Washington; etc.
House of Cards, la cual vi solo hasta cierto punto, es la versión “fea” del juego del poder. Una pareja extremadamente manipuladora y corrupta, que llega al cenit del poder, en el país más poderoso del mundo. Designed Survivor, por otro lado, es más refrescante. Solo he visto unos capítulos hasta ahora. Pero creo que lo esencial no debe cambiar a lo largo de la serie. Prescindiendo de las consideraciones de realismo, un breve análisis. Con un paréntesis: Frank Underwood (House of Cards) es un colegial frente a muchos políticos nuestros.
Mientras HoC muestra la parte sucia pero realista del juego del poder, DS muestra la faceta opuesta, con el mismo entorno de fondo. En HoC se ve la búsqueda del poder por si mismo, sin importar el costo. En DS, en medio de una intriga, un hombre honesto queda designado por un asunto burocrático como Presidente de EEUU en caso de fallo del Presidente y los sucesores de primera instancia. Inicialmente tomado por sorpresa, y con ninguna legitimidad (ni el mismo se la cree), este hombre acepta el reto de sacar adelante a su país en medio de una profunda crisis de seguridad, básicamente por su sentido de responsabilidad. En un entorno muy complejo, va ganando legitimidad con base en su sólido sentido ético. Nada fácil, en medio de los profundos dilemas que se le van presentando.
La legitimidad moral como base fundamental del liderazgo. Tema clave. Yo me la creo. Como dice Warren Bennis, tantas veces citado por mi, la base del poder es moral.
“…how leaders generare and sustain trust and use the metaphor of a trípod: one leg of the trípode is ambition; another is competentence, and the third leg is integrity, moral fabric” (On Becoming a Leader; Warren Bennis, 1989).
¿Por qué puede ser relevante esto? Dos temas actuales:
Hoy Venezuela vive momentos críticos (elección constituyente tramposa). Mi análisis es que un régimen corrupto tarde o temprano cae, especialmente porque se desmorona por dentro. Viene a mi memoria el Gran Mahatma, que logra la independiencia de la India con base en la política de la no violencia, con el trasfondo de que la India merece su independencia.
El otro tema tiene que ver con funcionarios de muy exitosa carrera en el sector privado, honestos probablemente y brillantes, que terminan enredados en temas ligados a la contratación estatal y la corrupción. Como en DS, el estanque es de tiburones. La única forma de nadar sin sucumbir es con una transparencia y rectitud muy consistente. De lo contrario, el entorno se hará cargo de enredarlo a uno.
Dario Echandia, gran político tolimense, se hizo famoso por preguntarse “¿el poder para que?”
Quizá el poder solo tenga sentido para hacer del mundo un lugar mejor, y para que las personas den lo mejor de sí mismas. De resto, creo que solo hay ganancias individuales. Egos.

