



Últimamente la naturaleza nos ha mostrado su furia. No más en nuestro continente los huracanes con su fuerza devastadora (Harvey en el Golfo de México, Irma en el Caribe y la Florida – foto, de nuevo José y María en el Caribe), o los terremotos, que parecen haberse enseñado con México, repitiéndose 32 años después en el mismo día, en coincidencia inexplicable, un muy fuerte terremoto, con réplicas posteriores serias.
Así, la furia de la naturaleza deja una estela de sufrimiento en miles de personas. Quienes pierden sus casas, su patrimonio, sus seres queridos, toda noción de seguridad.
Llamo a este sufrimiento “INEVITABLE”. No depende del ser humano que no suceda. Por mucho puede prevenirlo un poco, y quizá amortiguarlo algo cuando ya ha sucedido.
A la par, hay sufrimiento que causa el mismo ser humano. Veámoslo un poco. En su reciente visita a Colombia, en la misa campal en Villavicencio, en honor a las víctimas, me llamó mucho la atención la cara del Papa Francisco al oírlas a estas. Sin importar si los victimarios venían de la izquierda o de la derecha. La cara del Papa, a mi juicio, era de consternación. Como si el rostro no pudiera evitar decir “cómo se llega a poder generar tamaño sufrimiento”.
Veía en Netflix una película desgarradora (Primero Asesinaron a Mi Padre, foto), donde una niña lucha por sobrevivir en medio de la guerra de Camboya. Son terribles las escenas de los niños ahogados en el Mediterráneo huyendo de la salvaje guerra en Siria (foto); en Myanmar, país gobernado por una Nobel de Paz, está sucediendo un genocidio. Y claro esta, estos son unos de los muchísimos ejemplos, pasados o actuales.
A este sufrimiento lo llamo el EVITABLE. El problema de este es que potencialmente genera mas sufrimiento.
Comparo las dos situaciones. El dolor, el sufrimiento, es profundo en ambos. Pero hay uno que es evitable. Pudiendo evitarse, ¿por qué sucede? Pregunta ingenua, por lo muy compleja. Dado ello, me hago una reflexión, como todas las que me hago, simplista pero no por ello descalificable.
¿Por qué hacemos sufrir a otros? ¿Qué nos lleva a ese miserable comportamiento? ¿Querer primar sobre otros, por temas económicos, políticos, religiosos, etc? ¿Suplir nuestras inseguridades hundiendo al otro, como sucede cuando hacemos bullying o cuando somos prejuiciosos racistas? ¿Descargar el dolor, el resentimiento y el odio que otros ejercieron sobre nosotros en la crianza, como en el caso del padre maltratador? ¿Simplemente, nos gusta ver sufrir a otros?
¿Podrá algún día ser diferente? ¿O aquella linda canción de John Lennon, Imagine, nunca pasará de ser un bonito sueño?
Colombia:
El pais ha sufrido mucho durante varios años. Antes de la guerrilla se dio la violencia entre liberales y conservadores, atroz; sucedió básicamente en el campo. Muchos adultos mayores de hoy cargan aún las cicatrices de las profundas heridas que se produjeron entonces. Por odios políticos. Después, durante 50 años, hemos tenido la guerra entre la guerrilla (Farc) y el Estado (aún sigue con el ELN). Y ayer y hoy, las Bacrim, el Clan del Golfo, los narcosparamilitares, las mismas fuerzas del estado (ejemplo, falsos positivos), etc, etc, etc.
Hoy hay un país polarizado, con un acuerdo de paz con la guerrilla en el que no se ponen de acuerdo la mitad del país con la otra mitad. Una elección presidencial crucial, que va a darse en medio de esta polarización y con altos ribetes de guerra sucia. El sufrimiento de otros no importa; importa es acabar con la fracción que representa a los que “hicieron sufrir”. Todos de alguna forma hemos contribuido al sufrimiento ‘colectivo’, en forma activa (que si los paras, que si las Farc, que si el ejército…), o pasiva (como dice la monumental frase de Ghandi: “no me asusta la maldad de los malos, me aterroriza la indiferencia de los buenos”). La ideología de cada uno busca acabar con los “hacedores de sufrimiento” que están en la otra orilla. Sin darse cuenta que como vamos, seguiremos generando sufrimiento.
Por todo eso a veces me pregunto: ¿Si será Sapiens el Homo Sapiens?