
Recuerdo mucho la película The Wall, basada en la música de Pink Floyd. Llevada al cine por Alan Parker en 1982, me parece una muy fuerte crítica social. Hay un escena muy significativa, que sucede mientras suena aquella excelente canción (“We don’t need more education….”). En esta hay una banda móvil en la que van pasando niños, que terminan cayendo a algo como una tolva, al final de la cual todos terminan como ladrillos, que pasan a conformar la pared (The Wall). Lo que recuerdo es que esta es una virulenta crítica a la educación estandarizadora. El producto final es estandarizado, aunque la materia prima sea diferente.
Al pensar en esto me puse a volver a ver un video de Michael Moore, gran crítico de la sociedad estadounidense, sobre la educación en Finlandia; buscando la explicación de cómo Finlandia pasó al primer lugar en calidad de la educación, dejando lejos a los EEUU, encuentra uno explicaciones tales como: no hay tareas, la jornada es muy reducida, “el niño aprende jugando e interactuando”, no hay exámenes estandarizados, aprenden lo que los hace felices, la educación no es un negocio……
Entiendo que el mundo actual es extremadamente competitivo; es feroz la competencia. Los grandes talentos ahora están en Oriente (China, India, Corea del Sur). Y hay que preparar a los niños y jóvenes para este mundo. La pregunta es: ¿a qué dar prioridad?
En el video de MM, en un apartado los educadores finlandeses se extrañan de que en EEUU han quitado del currículo el arte, la poesía, la cívica, la historia….claro, que tan poco práctico estudiar humanidades!
Por otro lado, sorprende un fenómeno que se repite con alguna periodicidad en EEUU. Un joven tímido, retraído, de repente llega a la escuela con un rifle automático, y desarrolla una terrible matanza. ¿Falla del sistema educativo? ¿ Un loco? ¿Nadie se dio cuenta antes de que este joven quizá sufría, que no se adaptaba?
¿Y qué decir del bullying, que pulula en nuestros colegios? Un sistema hiper competitivo que convierte a niños y jóvenes que buscan la primacía sobre los demás, en ‘hacedores de daño’, a través del más dañino instrumento de que dispone el ser humano: la burla. O del uso & abuso de la fuerza física.
Creo que algo no está del todo bien en cuanto a nuestra concepción de la educación. ¿Para qué está? ¿Qué debe hacer por las personas?
¿Estandarizarlas, convertirlas en feroces competidores de los demás, en una búsqueda loca por una excelencia definida por estándares sociales implacables?
¿O ayudarlos a ser la mejor persona que puedan llegar a ser? Si por ejemplo el niño tiene una vocación netamente artística, al fin de cuentas para qué enseñarle matemáticas, las que seguro terminará odiando?
Mi concepción de la educación, sin desconocer la alta competitividad del mundo actual, se parece a la imagen de la foto: la de un escultor.
Creo que llegamos con una base genética; si se me permite, somos una especie de plastilina. Esa sería nuestra esencia. Pero es el medio el que va a determinar qué forma toma la plastilina. O volviendo a la escultura: somos la piedra que el escultor toma en bruto, y si lo hace bien, esculpe una obra de arte. El escultor no cambia la esencia de la piedra; solo obtiene de esta la mejor escultura que puede obtener. O la peor; también es posible.
Para mi esto es educar. Ayudar a la persona a SER ELLA, a EXPRESARSE, y así, a alcanzar su MEJOR VERSIÓN. La educación que estandariza quizá sea como el escultor que busca que la piedra se adapte al contexto; podrá lograrlo. Pero quizá nunca hará de su escultura una obra de arte.