bebe

Hace unas semanas publiqué un blog con un par de analogías a partir de los ríos. Me gustan las analogías por la simpleza que implican y a la vez por la efectividad para transmitir un concepto. En esta ocasión, una breve analogía, utilizando a los bebés como material de análisis; en particular, cuando empiezan a caminar.

Digo que una de las lecciones cruciales para la vida la aprende el bebé muy temprano, cuando pasa del gatear a pararse, para luego lanzarse a caminar. Pero con el transcurso de la vida, uno suele olvidar esta lección.

¿Cómo aprende esta lección? Cuando el bebé está listo, por su proceso de maduración, empieza a pararse. Se coge de algún objeto, por ejemplo las manos de su madre….y de repente, se suelta a caminar. Pero….ZUAS. Como no es diestro aún, se cae. Y se golpea. Pero vuelve y lo intenta. Y vuelve y se cae. Y vuelve y lo intenta…hasta que desarrolla la destreza y no vuelve a caerse.

¿Cuál es la lección? Que lo importante en la vida no es no caerse, sino levantarse siempre que se caiga. Si no fuera así, a la primera caída uno se quedaba en el piso. Caerse es inevitable. Pero pararse del suelo es siempre una opción.

La vida produce muchas caídas. Algunos ejemplos:

  • Quedar desempleado en medio de una carrera exitosa, porque la empresa tuvo una restructuración.
  • Perder el patrimonio por un giro inesperado en los negocios.
  • Un cáncer del que se sobrevive después de una compleja combinación de quimio y radioterapia.
  • Un divorcio después de 30 años de matrimonio, y de construir un proyecto de vida familiar.
  • En fin, miles de ejemplos.

¿A dónde voy con esta reflexión?

Creo que nuestra tendencia a estar en zonas de confort, nuestro estar apresados por símbolos de estatus y éxito, nuestros miedos, etc., nos hacen cogerle animadversión profunda a caernos. Buscamos no caernos….se nos olvida cómo aprendimos a caminar.

Y otro punto: ¿cómo adquirimos la destreza de “pararnos más firmes luego de caernos”? Interesante análisis. No todo es pararse. Además hay que fortalecerse. Creo que esto se logra básicamente a través de al menos dos variables:

Aprender: Siempre que alguien me cuenta una historia difícil le pregunto: “¿qué le enseñó ahí la vida?” Y siempre la persona encuentra una respuesta.

Redefinirse: Para ejemplificar este punto, usaré un ejemplo de lo que sucede en procesos de outplacement (apoyo a las personas en la reinserción laboral luego de quedar cesantes).

Veo con frecuencia que lo crítico en estos casos no es solo volverse a emplear. Esa es la parte fácil del proceso. Lo clave es volverse mejor persona. Preguntarse cosas tan importantes como: “¿Para qué soy bueno? ¿Qué quiero? ¿Qué no quiero? ¿Qué me importa más que qué?”. No se puede ser mejor profesional que persona….

Igual pasa por ejemplo después de un divorcio. De un infarto severo a los 40 años, a pesar de ser un gran deportista. En fin.

Por eso digo que una de las primeras lecciones clave en la vida, la solemos olvidar. Y la vamos a necesitar siempre. Porque la vida nunca va a ser algo fácil. Pero también porque siempre va a valer la pena.