Victor Hugo

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En su obra cumbre de la literatura universal, Los Miserables, Víctor Hugo (foto) inicia la narración describiendo al obispo Myriel, un sencillo personaje quien si bien era de alcurnia, era muy sencillo y desprovisto de apetitos mundanos. La narración continúa con el episodio en que el ex presidiario Jean Valjean (JVJ) golpea una noche en su casa, y…

“…El forzado Jean Valjean, tras cumplir la pena y salir del presidio llega a un pueblo en donde tiene que mostrar su pasaporte amarillo característico de los ex-presidiarios en la comisaría. A consecuencia de ello todos los habitantes del pueblo lo desprecian, excepto el humilde obispo Myriel que le da cobijo, le ofrece comida y cama para dormir. En mitad de la noche se levanta y le roba unos cubiertos de plata, el único tesoro que poseía el obispo, puesto que todo lo que recibía lo destinaba para ayudar a los pobres. Al huir del pueblo lo detiene la policía con los cubiertos y lo llevan ante el obispo, quien, en un acto de bondad, lo salva, diciendo que él le había regalado aquellos objetos para que empezara una nueva vida, además le dice que se había olvidado llevarse los candelabros (también de plata) que igualmente le había regalado.

Sigue su camino y, sin querer, roba una moneda a Petit-Gervais, un chico que se ganaba la vida como deshollinador por los caminos. Este hecho posteriormente lo martiriza psicológicamente, debido a que se da cuenta que el ejemplo que recibió de parte del obispo estaba comenzando a operar un cambio en él.

Este episodio y la humildad y humanidad del obispo opera en Jean Valjean como un bálsamo que cura sus heridas y lo convierte en un hombre bueno y piadoso, cuyo objetivo es hacer el bien a los necesitados….” (Wikipedia)

Se inicia así la transformación de este hombre; el resto del libro, extenso, gira en torno a la nueva vida de JVJ. Todo un clásico de la literatura.

¿Qué puede uno analizar en este episodio?

El obispo ve en JVJ un hombre bueno, donde otros ven un hombre malo. El mismo JVJ ve ese hombre malo; y se comporta de acuerdo con este paradigma. Y lo perpetúa. Se necesitaba que alguien viera en él bondad, para que él viera bondad en sí mismo. JVJ queda sorprendido del gesto del obispo, pero solo capta el efecto transformador más adelante.

Cambio un poco el tema. Alguna vez leí un libro que me cambió profundamente la forma de entender las relaciones interpersonales. Complejo, difícil de leer. La Teoría de la Comunicación Humana. Paul Watzlawick (foto), junto con Don Jackson y Gregory Bateson, del Mental Research Institute de Palo Alto, buscaban entender la comunicación humana, en especial la patológica, utilizando conceptos de la cibernética. Recuerdo con mucha claridad una frase de este libro: “Nadie se entiende si no tiene a alguien que lo entienda”.

¿A dónde voy con todo esto?

El obispo Myriel lo que hace es ver en JVJ una faceta humana que el mismo ex presidiario no veía en sí mismo. Solo veía la faceta de un hombre malo. Y actuaba acorde. Necesitó que alguien viera en él una faceta mejor, algo como una Mejor Versión de Sí Mismo, para poder él mismo verla. Un poco como si se dijera “no soy tan malo”. Y esta sola visión de otro ser humano inicia la transformación. Se parece mucho al Efecto Pigmalión, en el que la persona que es vista en forma positiva por otro acaba transformándose en alguien más positivo.

Todo esto es práctico en diferentes estancias de la vida. El padre con sus hijos. El jefe con sus colaboradores. Un buen amigo con su amigo….cuando alguien puede ver a otro con un lente positivo, gracias a que su mirada busca encontrar justamente valor en el otro, puede iniciar una transformación, positiva, en ese otro. Cuando alguien cree en el otro, propicia que este crea en sí mismo. Cuando alguien ve valor en el otro, propicia que el otro vea valor en si mismo….qué tan fácil de decir….pero de alcanzar, nada fácil.

La mirada que tenemos de otro refleja el concepto que tenemos de nosotros mismos. Y por ende, de los demás. Por eso es que el liderazgo se inicia en el interior del líder. Nadie puede ser mejor líder que lo que es persona. Si uno no ve valor en sí mismo no va a ver valor en los demás, si no ve sus posibilidades no va a ver en otros potencial, si no ve que puede alcanzar altos estándares de excelencia nunca verá al otro como un alguien que pueda alcanzar la excelencia, si no siente inspiración y confianza en las “mejores promesas de la vida”, no va a poder inspirar a otros…y así, nunca podrá iniciar en el otro una trasformación.

Esta es la esencia del empoderamiento de los demás. Así de sencillo.