naim_color_medium1

Salvese quien pueda

Moisés Naim (foto) es un buen analista a mi juicio; con muy buena perspectiva global. El día de hoy escribe en El Tiempo, en su columna habitual, un artículo sobre la inminencia de grandes cambios en el mundo del trabajo (“Va a perder su trabajo?”). Inicia con un análisis interesante sobre quienes predijeron el sentido de grandes cambios que han afectado a la humanidad, pero que no lograron predecir la velocidad con que ocurrirían (que resultó mucho mayor). Por otro lado, hace un par de semanas también El Tiempo reseñó el libro reciente de Andrés Oppenheimer (foto), que trata del mismo tema.

Que el mundo del trabajo va a cambiar, parece indiscutible. Qué tanto, con qué velocidad y a quiénes afectará, no es tan claro. Pero que viene un tsunami, parece claro. Así que no conviene en este caso comprar propiedades cerca a la playa…..

Probablemente la generación de los milenios, tan documentada, y su sucesora, los post milenios, ya tengan un ‘chip’ más propicio para navegar las turbulentas aguas que vienen. No así las generaciones previas, quienes ya se jubilaron o los que estamos cerca del fin de la carrera.

El tema se hace más complejo cuando vemos que a la par la humanidad cada vez tiene mayor expectativa de vida (se espera que un joven de hoy llegue a los 100 años), que los esquemas pensionales hacen crisis con edades de pensión aún ‘jóvenes’, que las edades de ‘obsolescencia’ cada vez son más tempranas, que las organizaciones se hacen cada vez más difusas en su estructura laboral, etc.

¿Qué hacer? ¿Quién sobrevivirá con éxito?

Acá traigo a colación una analogía. Supongamos que el empleado es como un turista viajando en un lujoso crucero en un transatlántico. Va feliz, tranquilo, en un gran viaje de relax. Pero que de repente se hunde el barco. De hecho, pasa…(recuerden el caso patético del Concordia). Y supongamos que queda en la mitad del océano, pero con la gran suerte de que milagrosamente logra aferrarse a un fuerte madero que fue parte del barco. Y que se agarra con toda su fuerza al madero. Pero que no es tan fácil pues el oleaje le hace difícil no soltar el madero salvavidas.

La analogía es vergonzosamente simple. Pero sirve. Lo que daría sensación de control al náufrago sería el saberse buen nadador, no el tener el madero. Mientras este esté, qué mejor. Pero si se le va de las manos, solo le queda nadar. Como un ‘salvaje’, hasta llegar a la orilla. Si deja de nadar, se ahoga. Así de simple.

¿Cuál es el equivalente al madero, y cuál a nadar? Creo que el equivalente a madero es un empleo; y a nadar, el saberse capaz de solucionar problemas y satisfacer necesidades de otros. Creo así que el individuo tiene que redefinirse, y entenderse como alguien facultado con unas habilidades y competencias, que le permitan agregar valor a otros.

Otra analogía simple que uso es la de una señora joven, que se hizo profesional pero no ejerció. Su esposo muy buen profesional, independiente y exitoso, proveía lo que el hogar necesitaba. Y ella se dedicó por algunos años a criar sus hijos. El esquema funcionaba perfectamente, hasta que un día ocurre una tragedia. El esposo muere en un accidente; aunque deja un seguro de vida que sin ser malo, tampoco es suficiente para la satisfacción de las necesidades económicas de la familia. Y hay que pagar colegios, la hipoteca, etc., etc.

La reacción inicial de ella es de pánico. “No se hacer nada….nunca ejercí mi profesión”. Pero no puede dejar morir de hambre a sus hijos, o privarlos de educación. Así que algo tiene que hacer. Y recuerda que de joven vendía brownies en el colegio. Así que se dedica a hacer ponqués, que vende al principio a sus amigas, a sus vecinos, puerta a puerta en el barrio. Pero resulta que le va bien. Y logra poner un local. Y luego otro. Y empieza a crecer. En últimas, ¿qué sucedió? Se redefinió, por fuerza de la necesidad….de ‘ama de casa, inútil laboralmente’, a ‘exitosa empresaria’.

Creo que algo así le tocará ir haciendo a muchos, para prepararse (proactivamente) y enfrentar (reactivamente) el tsunami que parece venir más adelante. Pero ojo, no es momento de ‘comprar propiedades cerca a la playa’.