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Si repasamos muy brevemente el mundo actual, sea a nivel global o local, notaremos como nuevamente la humanidad cae en una profunda crisis de liderazgo. Un breve y rápido resumen:

A nivel global: Los EEUU profundizan su polarización; un líder ególatra y mediocre, semblanza del hombre de los bigotes que metió al mundo en una guerra que dejo 60 millones de muertos, retira al país del Tratado de Paris para controlar el cambio climático y rompe con el acuerdo que Reagan y Gorbachov firmaron para acabar con la carrera armamentista que acabó con la Guerra Fría. A la par, en la frontera con México la marcha de hondureños (foto) que huyen de su país por la pobreza y escasez de oportunidades, llega finalmente a su destino, ante las amenazas del hombre que solo sabe decir “you are fired”. Por su parte, Europa parece como si hubiera retrocedido un siglo. El fascismo resurge; las fronteras se cierran para detener a los inmigrantes africanos, que huyen de la miseria y barbarie en sus países, alimentada en buen grado, ayer y hoy, por los países a los que quieren migrar. Una de las excepciones en liderazgo que vienen existiendo, ve cómo su carrera languidece ante el resurgir de las opciones extremas (Merkel); después de su tiro en el pie (Brexit), Gran Bretaña no sabe cómo salir lo menos mal librado posible del lío que innecesariamente armó David Cameron, y Teresa May tambalea (al salir de la Unión Europea, deben quedar separadas por una frontera las dos Irlandas, lo que amenaza la paz con el IRA). En Arabia Saudita el príncipe heredero manda descuartizar a un periodista opositor. El siniestro Putin ve cómo pescar en río revuelto, lo cual hace muy bien. Y mientras, los chinos, expandiéndose por el mundo; saben que van hacia ser la gran potencia que sustituya a – o al menos comparta el poder con – EEUU como gran potencia, única y hegemónica.

Latinoamérica es un desastre. La izquierda defrauda profundamente a quienes depositaron en ella la esperanza de un mundo mejor. A la vuelta de unos años, Lula, a quien adoraban, acaba en la cárcel por corrupción, y el gigante del continente da un giro a la derecha, con un amenazante hitlercito en el poder (Bolsonaro). Venezuela es caso aparte: un pueblo destrozado, donde millones deben buscar  – como los hondureños – un destino mejor, mientras la cúpula en el poder no deja de enriquecerse y saquear a uno de los países potencialmente más ricos del mundo. Y ni se diga Ortega en Nicaragua. En fin.

A nivel local: En Colombia, un presidente joven que colapsa en las encuestas, gracias a sus ingenuidades y a la exitosa labor de sus enemigos políticos, cuyo único interés es lo que suceda en 2.022. Malo o bueno, da grima que un joven (42 años) que parece bien intencionado, reciba el calificativo de ‘buen tipo’, pero sea, ya, detestado (o sea, eso de ‘buen tipo’, como siempre, “no pega”).  La corrupción, aquella que se creía se iba a acabar, rampante. El Fiscal General de la Nación sumamente cuestionado. Su antiguo patrón, el hombre más rico del país, veladamente acusado de asesinato de un testigo de la corrupción de su filial con Odebrecht en la Ruta del Sol (acusado de asesinar a quien no encuentran rastros de veneno en el cuerpo, y quien llega a un centro de salud donde muere, con dictamen de muerte por infarto, pero en cuya oficina queda una botella de agua saborizada con cianuro, que su hijo por error toma y muere ipso facto). Un país que como EEUU viene de una profunda polarización, que se alegra por una foto histórica donde las partes históricamente en conflicto dialogan civilizadamente en el Congreso (foto), pero que parece claro que no quiere un país unido y con un destino común y grande, sino avasallar a quienes políticamente están en la otra orilla. En fin….

Esencial al liderazgo es la creación de un sueño común, una visión que sirva de brújula y una los esfuerzos de todos para alcanzar dicho sueño.  Suena de maravilla. Pero, ¿dónde están los líderes? Parecen estar muy ocupados, en algunos casos viendo cómo llegan al poder para perpetuarse y privilegiar a los ‘suyos’ y ‘acabar con los enemigos’, y en otros, saqueando las arcas de sus pueblos para enriquecerse y también perpetuarse. Y mientras, el mundo avanza vertiginosamente a un retador futuro (ejemplo, disrupción tecnológica que amenaza con dejar sin empleo a millones; calentamiento global que  hace que llueva en el desierto africano como nunca antes).

Retador futuro….pero como una barca a la que se le abre un hueco en un lado, los que están en el otro lado creen que el tema no es con ellos.