
Creo que a pesar de lo turbulentos, vivimos tiempos apasionantes. Enormemente retadores, sin duda. Pero también sumamente interesantes.
Convergen muchas tendencias que afectan la realidad en forma en que no hay retorno. Por solo citar algunas:
Organizacionales: Empresas nuevas, con fortalezas digitales, de muy pocos empleados, llegan al mundo empresarial generando disrupciones que acaban con empresas que venían siendo muy sólidas (ejemplo: Uber, Netflix, Airbnb). Las empresas cada vez más tienen límites mas difusos (múltiples formas de contratación que se complementan). Foco en desarrollar competencias propias de las organizaciones ágiles, que son las que se adaptan a entornos tan sumamente cambiantes.
Tecnológicas: Ni que decir de todo aquello que se engloba hoy en día en la llamada Cuarta Revolución Digital (robótica, impresión 3D, inteligencia artificial, etc.), con potencial efecto abrumador sobre miles de empleos actuales.
Demográficas: Increíble aumento de la longevidad, con enorme efecto en la vida de las personas y en el mundo del trabajo. Profundo cambio generacional (milenials, y hoy, centenials), que cambia en alto grado la forma como las organizaciones atraen y retienen talentos, en un entorno en el que este recursos (talento) cada vez es más escaso. Aparición del cohousing como muy buena opción para la tercera edad. Etc.
Y acá paro tan somero recuento. Porque solo pretendo resaltar un fenómeno que me encanta: los nómadas digitales.
Si tomamos las primeras frases con las que Wikipedia reseña este fenómeno, sale lo siguiente:
Un nómada digital es un profesional que usa las nuevas tecnologías para trabajar, y que lleva a cabo un estilo de vida nómada. Por lo general, los nómadas digitales trabajan de forma remota (desde casa, cafeterías o bibliotecas públicas) en lugar de hacerlo en un entorno de trabajo estable.
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El nomadismo digital es a la vez un movimiento y un proceso socioeconómico y laboral del siglo XXI, aun en su fase inicial, que supone una fuerte liberación del profesional respecto a sus barreras geográficas, rutinas y horarios fijos. Suele también contribuir a la ruptura de las jerarquías y estructuras laborales tradicionales.
Acá convergen varios fenómenos. Las posibilidades digitales, la tendencia al coworking y el trabajo a distancia (por ejemplo, home office), la búsqueda de un estilo de vida donde “se trabaja para vivir, y no, se vive para trabajar”, el emprendimiento de los jóvenes (y por qué no, de los mayores), etc.
Digo medio en chiste lo siguiente: un joven nómada digital, de unos 28 años, se va con su novia, otra nómada digital, a conocer el sudeste asiático. Llevan sus portátiles y sus celulares de alta gama. Y en medio de su descanso en las playas de Bora Bora se conectan a internet (eso si es crucial para ellos). Y trabajan en lo suyo. El le ayuda a procesar la Big Data a Amazon Asia. Ella hace algo parecido. Les pagan muy bien….
A los de mi generación nos debe dar envidia. Uno de empleado, así fuera ejecutivo, no sabía como hacer para pedir permiso, o justificar la ausencia en horas laborales, para ir a acompañar a la esposa a la primera ecografía del primer embarazo del potencial primogénito.
Cambian los tiempos…..