
Hace dos años escribí mi último blog. Hoy vuelvo a esta actividad, que me gusta mucho.
Mis últimos blogs giraron en torno a ese gran mega fenómeno que ha sido la pandemia por Covid 19. Digo ha sido, porque aún está ahí. Bastante controlada, si, gracias a la proeza de la ciencia que respondió de maravilla a ese enorme reto que significó ese tremendo episodio para toda la humanidad. La ciencia, con el desarrollo muy acelerado de las vacunas, nos ha sacado en buen grado de esa tremenda situación en la que la humanidad, tan arrogante ella, se dio cuenta de que no tenía control. Esperemos que no nos pase lo mismo con el cambio climático, pues hasta ahora seguimos sin preocuparnos realmente por esta potencial catástrofe (lo suficiente para actuar seriamente).
Pero me interesa situarme en el mundo actual, que sigue siendo muy complejo. La pandemia ha sido en buen grado superada. Pero no así sus efectos, en particular, en la economía global, y las crisis geopoliticas. La inequidad, la pobreza, el hambre, siguen sin solución. Y ahora, una consecuencia en algún grado de los remedios (inyección de enormes recursos a la economía, reactivación de la demanda cuando la oferta aún se encontraba pasmada por Covid 19, etc.), la inflación se desborda en todas partes, y así, se asoma la recesión, cuando ya la economía global anunciaba una buena reactivación.
Y como si fuera poco, en febrero de este año, Vladimir Putin desencadena la invasión a Ucrania. Estados Unidos y sus aliados responden en bloque. Pero esta invasión, y la respuesta de los aliados occidentales, crean enorme tensión. Y atizan la inflación y la recesión, a través del alza de los precios de los energéticos que mueven la economía, y de la escasez de alimentos (Ucrania, gran despensa de Europa). La tranquilidad, en que se basa el optimismo de los mercados, se vuelve trizas, y Europa vuelve a vivir momentos aciagos como los de la Segunda Guerra Mundial. Ya nadie se siente seguro. Y vuelven los atroces fenómenos migratorios, con millones de personas desplazadas de sus terruños. Se agudiza la polarización política e ideológica en el mundo entero, y el mundo se vuelve el oasis para los populistas, tanto de derecha como de izquierda.
El mundo se llena de sufrimiento. Y en todo caso, de desesperanza. Y en Colombia, la polarización política, en una sociedad basada en el odio y el resentimiento, llegamos a un escenario de altísima incertidumbre. Dos populistas se enfrentan por la Presidencia, habiendo sido destruidos los paradigmas políticos imperantes. La decepción de Juan Pueblo con las clases políticas, que tanto lo han defraudado, lo llevan a preferir las opciones que le pintan los encantadores de serpientes. Y mientras, el establecimiento ve como de un momento a otro, llegan al comando opciones más inciertas, pero que triunfan con base en su corrupción, ineficiencia y egoísmo (del Establecimiento).
Y la pandemia nos deja grandes secuelas. A nivel de salud mental, altos niveles de ansiedad, especialmente en la población joven e infantil. Entre otras. Y el real gran problema de la humanidad, el calentamiento global, se deja de lado, por no ser “prioritario” (Europa por ejemplo aumenta la asignación de recursos a incrementar el gasto en defensa).
En fin, para no hastiar, pasó la pandemia y la realidad nos recuerda que nada ha cambiado. Pesimismo? Realismo?
Hay un libro interesante (ver foto), de Feldman & Kravitz, en el que diferencian, en términos de opciones frente a la adversidad, entre sobrevivientes y supersobrevivientes. Los segundos van más allá de sobrevivir…crecen con la adversidad. En uno de los principales capítulos del libro, argumentan contra el “pensamiento positivo iluso” y defienden el “pensamiento realista”, atribuyéndole la característica de ser el único que lleva a moverse hacia adelante con éxito.
Vivimos tiempos muy complejos, sin duda. De cambio, de crisis, de zozobra, de sentir que tenemos poco control, de dejarnos invadir por las emociones (como el odio y el resentimiento en la política), etc. Pero quizá si entendemos mejor la dinámica de los acontecimientos, podremos enfocarnos en aquello que si crea valor, y así, solucionar los grandes problemas de la humanidad, que son aquellos que si no solucionamos nos afectarán a todos. A estos temas trataré de enfocar, en parte, mi blog, en esta nueva etapa.
Ojalá el Homo Sapiens se porte como tal. No como Homo Stultus Ambitiosus (Hombre Egoísta Estúpido, según el traductor de Google).
