
En el muy interesante libro de la foto, el autor define la resiliencia, poderoso concepto, así: “La capacidad de un sistema, empresa o una persona, de conservar su propósito central e integridad cuando se ve enfrentado a circunstancias dramáticamente cambiantes”.
Este concepto viene de la ingeniería de materiales, si no estoy mal. Lo interesante es que aplica a ecosistemas, comunidades, organizaciones, y entre otros, a las personas. Se afirma con el apoyo de investigaciones, que un 80% de los seres humanos son resilientes. Estoy convencido de que así es. He analizado mucho este tema, y otros relacionados (fuerza interior, crisis & oportunidades, zonas de confort vs crecimiento, etc.). Cuando recién inicié este blog, traté básicamente estos temas.
Creo que el ser humano viene diseñado para luchar. Es un sobreviviente, por naturaleza. Y a veces, lo que un autor ya citado llama, un superviviente. Es el concepto de los “twice born”, los que ante dramáticas circunstancias se redefinen a sí mismos (a propósito, nunca me convenció el término “reinventarse”; no creo que hubo una primera invención de sí mismo; pero en cambio, si creo que hubo una definición original de sí mismo; a todas estas, demasiado contaminada por lo externo, por el entorno social que rodea al niño).
Pero, ¿a dónde voy con esta breve reflexión? Solo quiero analizar la definición del autor.
La capacidad de … conservar su propósito central e integridad (en el sentido de mantenerse unido internamente, de no desboronarse en pedazos)….cuando se ve enfrentado (no tanto cuando la persona misma genera sus propios cambios)…a circunstancias dramáticamente cambiantes…….
La capacidad: La resiliencia es una facultad que está en el interior del individuo. Pero no siempre la busca. Muchas veces solo se ve obligado a buscarla, con la fortuna de que la encuentra, ante grandes crisis. Una quiebra, un cáncer, la pérdida de un ser querido, etc., etc., etc.
Conservar su propósito central: Para mí, este es el tema crucial. La visión bien definida, el sentido de vida, el proyecto de vida con sentido, etc., son la brújula que ayuda a recuperar el camino cuando todo se ha oscurecido. Esto es muy alineado con las afirmaciones de Víctor Frankl.
Integridad: Este tener claro ‘quién soy’, ‘de dónde vengo’, ‘qué quiero’, ‘para dónde voy’, son el combustible que mantiene el espíritu de lucha, el deseo de seguir, cuando se “atraviesa el desierto”, cuando “se sobrevive al naufragio y se navega a la deriva en una balsa, al rayo del sol y a merced de la sed”. A esto lo llamo “la alineación consigo mismo, con el núcleo, con la esencia”. De ahí emana la fuerza.
Circunstancias dramáticamente cambiantes: Al fin de cuentas, ¿qué es la vida sino una cadena de circunstancias dramáticamente cambiantes? Desde el momento en que el bebé sale al mundo, dejando el cómodo y seguro útero, la vida le hace saber que el tema ya dejó de ser fácil y cómodo, para siempre. Solo cuando la persona se acerca a su último suspiro puede dejar de luchar….ya no lo necesita.
Si analizamos la vida de las personas, probablemente nos demos cuenta de dos cosas: la primera, que nadie pasa por la vida sin atravesar momentos de quiebre, en cualquier sentido; y la segunda: probablemente esos momentos son los que más nos hacen crecer.
Termino con unas frases, relacionadas:
“Cría a tus hijos con un poquito de hambre y un poquito de frío” (Confucio)
(Para que desarrollen fuerza y espíritu de lucha)
“Lo que no me mata me hace más fuerte” (Nietzche)
“Si no podemos evitar las tormentas, si podemos construir mejores barcos” (Andrew Zolli, autor del libro citado)
Y la mía:
“La vida a veces nos aboca a momentos de quiebre, donde solo hay dos opciones: o luchar o sucumbir. Si se opta por luchar, paradójicamente, aparece una fuerza insospechada; la que viene en el ADN del ser humano”.
PS: Reflexionar es un excelente ejercicio…este es el sentido de escribir este blog: dejar una pequeña reflexión sobre temas interesantes en la vida de las personas.








